Desde el pasado fatídico 11 de julio funcionarios,
parados, policías y mineros han salido a la calle contra los recortes del
Gobierno y el hachazo a los empleados públicos. Porque hay una clara oposición
a los recortes anunciados por Rajoy y aún más después de leer la letra pequeña
tras su publicación en el BOE.
Un recorte injusto y antisocial como es recortar las
prestaciones por desempleo, con 5,6 millones de parados y miles de
personas engrosando las listas del paro cada día; o el nuevo recorte a las
personas mayores que ven cada vez más mermada su pensión con la subida de
impuestos, los recortes a la Ley de Dependencia, el copago en medicinas y
sanidad… Unos recortes que asfixian aún más las ya debilitadas economías
de los trabajadores, de la mayoría de
los ciudadanos, sobre los que están cargando estos ajustes. Con estos
recortes, la mayoría de ciudadanos estamos condenados a más pobreza y 0 esperanza.
Y anuncian
estos recortes, con prepotencia, aplausos, insultos y buscando otros culpables
como la herencia, las Comunidades autónomas, el Banco de España… y encima
amenazan con que el paro va a seguir aumentando en los próximos 3 años y la
recesión económica cada vez será mayor; y que no vamos a cumplir con el
objetivo de déficit. Entonces, ¿para qué estas medidas?
Llegan
incluso a hacer responsable a los pensionistas, a
los que ahora les obliga a pagar sus medicinas,
porque consumían demasiadas. A los becarios, a quienes les ha
dificultado el acceso y mantenimiento de una beca, porque son unos vagos que no estudiaban ni se esforzaban. A los parados que dice Rajoy que les recorta la
prestación por desempleo para incentivarles a buscar empleo. A los empleados públicos que ha decidido que tienen que trabajar más horas, quedarse sin paga extra de Navidad y
trasladarse a trabajar (movilidad), sin poner pegas a donde les manden. A los concejales, que según Rajoy, para lo que hacen, sobran un 30%. Y a
todos con la subida del IVA del 18% al 21% el general y del 8 al 10% el
reducido algo socialmente injusto porque
se añade a la reciente subida del IRPF y supone un nuevo castigo al bolsillo de
los ciudadanos y además, es ineficaz porque
va a provocar una mayor caída del
consumo.
La conclusión a todas estas medidas es
sencilla a la vez que grave y es que… la democracia está sufriendo un duro
golpe al igual que el sistema político. Porque el Gobierno está, bajo la
cultura del miedo, recortando democracia e imponiendo un tipo de economía
(mandatada por organismos no elegidos democráticamente como el FMI, BCE,
troika, …) que lleva detrás un modelo social y de país que NO queremos. Con
estos recortes estamos perdiendo derechos democráticos, sociales y cívicos que
creíamos consolidados y se está haciendo además con una actitud prepotente y
criminalizando a los sectores más vulnerables.
Finalmente, en tiempos violentos como los que vivimos las
tentaciones autoritarias deben suscitar nuestra alerta, porque como dijo Fromm,
podemos estar ante un nuevo “fascismo tecnocrático”.
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