Esta canción del verano de 1967, que en aquel entonces era un
símbolo de modernidad y de transformación social, vuelve hoy a estar presente;
porque con este Gobierno retogrado y carca volvemos a los tiempos del nodo y
del blanco y negro.
Un Gobierno que está dispuesto a dar carta blanca y a financiar la
segregación por sexos en la escuela española. Parece
mentira que en el siglo XXI se abra este debate, y más, que lo haga el Ministro
de Educación, posicionándose en contra del Tribunal Supremo.
El camino al que nos conduce este Gobierno nos lleva a un modelo
de país que supone un gran riesgo para todos: retroceso social y laboral sin
precedente, peligro democrático, un gobierno que elude las leyes o directamente
las incumple en función de sus intereses...
¿Qué legitimidad tiene un gobierno que no garantiza el acceso de
todos los ciudadanos a los servicios y prestaciones públicas en condiciones de
igualdad? Ninguna.
El Gobierno debe garantizar que la escuela ofrezca a niños y
niñas, independientemente de su procedencia social, económica, étnica o sexual
una educación de calidad. Porque el reto de la educación no es otro que ser un instrumento
en favor de la igualdad de oportunidades, nunca de la discriminación.
El que defiende la segregación de niños y niñas en la escuela, es
porque está en contra de la educación pública de calidad para todos, en contra
de la igualdad de género y no le importa el avance en derechos para hombres y mujeres…
¿Qué lógica tiene defender, legítimamente dentro de nuestro Estado
de Derecho, que los padres pueden educar en libertad a sus hijos e hijas, pero
luego no hacer que sea posible? Porque la segregación lo que si hará posible es
que no vayan todos a la escuela, como algunos pretenden, por cierto.
Es cierto que la escuela mixta no garantiza la igualdad entre
niños y niñas, pero sí es un escenario para la convivencia y resolución de
conflictos en el proceso de aprender a compartir la vida, objetivo fundamental en
la educación. La escuela es un reflejo de la sociedad, donde conviven personas
de todo tipo, raza y condición sexual; por lo que la escuela debe trabajar en
la transformación de valores y en una educación igualitaria y compartida.
La democracia española cuenta con leyes e instrumentos que han
avanzado en este camino de igualdad y el PP no puede ahora hacer que
retrocedamos como sociedad. NO lo vamos a permitir.
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