Estamos a
mitad del verano, celebrando en muchos de nuestros pueblos las fiestas
patronales, y este año, si cabe, tenemos la necesidad de durante unos días
desconectar, relajarnos, pensar, disfrutar y también reir. Porque estamos atravesando
momentos difíciles, duros y tristes. Cada uno de nosotros tiene, sufre o conoce
a alguien que no trabaja y no encuentra nada, que es minero y su futuro es una
incógnita, que en septiembre comienza el cole y la educación no va a ser lo
mismo, que tenemos que pagar los libros de texto y el material escolar y, que el
comedor y transporte es un lujo, que el iva de la luz, el gas y demás gastos
suponen un recorte en la economía familiar que haber como lo afrontamos, que
tenemos que repagar los medicamentos e ir al médico es ya casi un lujo, que
vecinos y amigos autónomos tienen que cerrar sus persianas porque no llegan con
tanto gasto e impagos, los que son funcionarios y les recortan pagas, días
y criminalizan su labor, los que cuidan a dependientes y pierden las ayudas,
los abuelos que además de hacerles recortes en lo que más necesitan temen por
su pensión,...
Todas estas
realidades que estamos padeciendo ya, y que desgraciadamente a la vuelta de
verano van a verse aumentadas; deben de pillarnos con ganas, con la cabeza
lúcida y con la fuerza de la razón, porque nos jugamos mucho como pueblo,
nuestro futuro depende, en gran medida de la unión de todos los trabajadores
por defender nuestros derechos dignamente y afrontar un futuro con justicia
social, porque... si confiamos en nuestro Gobierno, la tenemos clara, ya que
además de sordo, sólo se preocupa de lo suyo: ir de vacaciones sin que se note,
a los toros, al fútbol y paseando su tijera de recortes.
Así
que, desde aquí os invito a descansar y recargar pilas, que este septiembre
viene borrascoso.
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