Toda sociedad
necesita espejos donde mirarse y modelos a imitar; esta premisa la debemos tener muy presente; y
máxime cuando últimamente parece que hemos perdido valores, impulso, y fuerza.
Cuando estamos inmersos en una sociedad conformista, cansada, resignada,…
Buen ejemplo a
seguir son los emprendedores. Son personas atrevidas, que dedican su existencia
a crear, a innovar, a fabricar futuro; son buenos referentes a los que imitar y
sobre todo, son entusiastas que nos enseñan a soñar, e impregnan nuestra vidas
de valores que nos hacen ser personas comprometidas, luchadoras, sensibles,
solidarias, inquietas, valientes,…; de ahí que la cultura emprendedora, carente
en nuestro país, es cada día más necesaria; y debería comenzar a construirse
desde las etapas primarias de la enseñanza; para construir personas con valores
sólidos que conformen una sociedad del conocimiento, la innovación y la
justicia social. Porque en la vida, lo importante no es quién eres sino en
quién te conviertes y para eso tiene mucho que ver la formación que recibimos.
Tenemos que
logar, al igual que en otros países europeos, de los cuales España imita
algunas actitudes, que no exista el miedo al fracaso, saber y practicar que, de
todo se aprende; como actitud innata de algunos países de Europa donde emprender
forma parte de nuestra experiencia vital, salga bien o mal, lo importante es el
dar el paso y desarrollar un proyecto.
Y las administraciones
públicas, debemos, siempre y más en estos momentos difíciles, ofrecer y dar
oportunidades para garantizar primero el presente y después el futuro. Por eso
hay hacer de la política emprendedora un eje transversal de todas las
políticas, y es que hoy por hoy, y más en nuestro territorio, es casi la única
posibilidad de poder crear empleo estable de calidad y mantener nuestro
territorio.
Finalizo con un
pensamiento en voz alto: no hay que dejar que el ruido de las opiniones ahogue
nuestra voz interior, porque lo más importante es tener el coraje de seguir a
nuestro corazón y nuestra intuición.
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