sábado, 30 de marzo de 2013

Redoblando en el Bajo Aragón



Semana Santa, una tradición muy arraigada en el Bajo Aragón turolense, especialmente en los nueve municipios que componen la Ruta del Tambor y el Bombo: Albalate del Arzobispo, Alcañiz, Alcorisa, Andorra , Calanda, Hijar, La Puebla de Hijar, Samper y Urrea de Gaén.
Es impresionante, sorprendente, una experiencia que se debe vivir y sentir, es indescriptible. Colgarte un tambor o un bombo y compartir sonidos y redobles con otros tamborileros es algo que hay que vivir. Es tan impactante, que fue la inspiración para el gran Buñuel en muchas de sus películas.
Durante los meses previos, en cualquiera de estos pueblos, ya se siente, se hace presente el sonar del tambor, se vive el ambiente tamborilero entre las distintas cuadrillas, los preparativos en las casas para recibir a visitantes, a los que vuelven al pueblo durante estos días,… ya que haga frío, llueva o nieve, se sale a ensayar y a disfrutar componiendo distintos redobles y toques para los días de la semana santa.
Y cabe destacar, que cada año el nivel es mayor en todas las cuadrillas, y sobre todo; sorprende  la cantera que viene, y que viene pegando fuerte, gracias al trabajo de las escuelas de tambores. Los más pequeños, son los que hacen que nos emocionemos con sus redobles a la vez que nos dan esa tranquilidad de que, la tradición, permanecerá durante muchos años…  Eso lo disfrutamos ya en los días de convivencia de tamborileros entre los pueblos, en las exhibiciones o exaltaciones, y sobre todo, viendo los desfiles de tamborileros de todas las edades por los pueblos de la Ruta durante los días de la Semana Santa.
Y es que la Semana Santa en el Bajo Aragón se vive de manera especial, es una mezcla de tradición, diversión y sobre todo, de convivencia y participación. El momento más espectacular es el de romper la hora, donde miles de personas redoblan con fuerza, alegría e ilusión durante horas y horas.  Es un acontecimiento excitante, por encima de cualquier religión, devoción  o tradición; es algo interno que cada cual siente y vive a su manera, y eso es, precisamente, lo que le hace especial.  Tal es así, que es el momento del año que más gente hay en nuestros pueblos y cuando, todos, sólo pensamos en una cosa: disfrutar tocando el tambor o el bombo, o escuchar el resonar de los tambores.

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