La resolución que desarrolla el Real Decreto de ayudas al carbón hoy se ha publicado en el BOE, esto alivia por fin la situación coyuntural que este sector estratégico atravesaba debido a su pérdida de competitividad con el precio del carbón exterior y de la crisis económica.
Una vez conseguido el objetivo y garantizadas, hasta 2014, las compensaciones a las eléctricas por la quema de carbón nacional, empieza la fase decisiva para un marco europeo estable: el Reglamento. Ahora el debate ya no es sobre cuestiones temporales sino de fondo, cuestiones estructurales, cuestiones que hacen referencia a la pervivencia de este sector y, por tanto, al tratamiento que se le debe dar desde las Instituciones Europeas.
Estos días ha entrado en el trámite parlamentario del Parlamento Europeo el preceptivo informe a la propuesta de reglamento sobre “las ayudas estatales para facilitar el cierre de minas no competitivas” cuyo ponente es nuestro compañero alemán Berhnard Rapkay.
Es cierto que hay importantes agentes que trabajan para que este Reglamento más que dar vida al carbón, lo entierre definitivamente; desde los potentes lobbies de fuentes energéticas que entran en competencia con el carbón nacional y que tienen entre sus portavoces a personalidades significadas del Partido Popular de Mariano Rajoy; pasando por liberales, contrarios, por principio, al concepto de ayudas estatales; y terminando por los medioambientalistas, con planteamientos históricamente conocidos e impermeables a argumentos que hacen compatible la utilización del carbón español con una decisiva apuesta (que también es la nuestra) por las renovables.
Frente a estos agentes, los Socialistas, a través de nuestros Europarlamentarios españoles hemos presentado más de una docena de enmiendas que buscan permitir el tránsito a la competitividad de las minas que aún no lo son. Las enmiendas hacen referencia a ampliar el periodo temporal del Reglamento europeo de ayudas públicas al carbón a 31 de diciembre de 2020, a apostar por las inversiones en tecnologías de combustión limpia del carbón, a resaltar el carácter estratégico del carbón como única fuente fósil autóctona y a garantizar que las autoridades comunitarias velarán porque el carbón importado y comercializado en Europa cumpla las exigencias sociales y medioambientales que se le imponen al nuestro, porque la competencia sólo es justa cuando es entre iguales.
El trabajo ha empezado, el camino está orientado, sumemos esfuerzos de todos los que verdaderamente defendemos el carbón.
Una vez conseguido el objetivo y garantizadas, hasta 2014, las compensaciones a las eléctricas por la quema de carbón nacional, empieza la fase decisiva para un marco europeo estable: el Reglamento. Ahora el debate ya no es sobre cuestiones temporales sino de fondo, cuestiones estructurales, cuestiones que hacen referencia a la pervivencia de este sector y, por tanto, al tratamiento que se le debe dar desde las Instituciones Europeas.
Estos días ha entrado en el trámite parlamentario del Parlamento Europeo el preceptivo informe a la propuesta de reglamento sobre “las ayudas estatales para facilitar el cierre de minas no competitivas” cuyo ponente es nuestro compañero alemán Berhnard Rapkay.
Es cierto que hay importantes agentes que trabajan para que este Reglamento más que dar vida al carbón, lo entierre definitivamente; desde los potentes lobbies de fuentes energéticas que entran en competencia con el carbón nacional y que tienen entre sus portavoces a personalidades significadas del Partido Popular de Mariano Rajoy; pasando por liberales, contrarios, por principio, al concepto de ayudas estatales; y terminando por los medioambientalistas, con planteamientos históricamente conocidos e impermeables a argumentos que hacen compatible la utilización del carbón español con una decisiva apuesta (que también es la nuestra) por las renovables.
Frente a estos agentes, los Socialistas, a través de nuestros Europarlamentarios españoles hemos presentado más de una docena de enmiendas que buscan permitir el tránsito a la competitividad de las minas que aún no lo son. Las enmiendas hacen referencia a ampliar el periodo temporal del Reglamento europeo de ayudas públicas al carbón a 31 de diciembre de 2020, a apostar por las inversiones en tecnologías de combustión limpia del carbón, a resaltar el carácter estratégico del carbón como única fuente fósil autóctona y a garantizar que las autoridades comunitarias velarán porque el carbón importado y comercializado en Europa cumpla las exigencias sociales y medioambientales que se le imponen al nuestro, porque la competencia sólo es justa cuando es entre iguales.
El trabajo ha empezado, el camino está orientado, sumemos esfuerzos de todos los que verdaderamente defendemos el carbón.
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