Afrontamos este 8 de Marzo: Día Internacional de la Mujer, bajo un contexto difícil pero lleno de esperanza. Hoy es un día para reconocer que las mujeres hemos avanzado en derechos de ciudadanía, educativos, el derecho a decidir, de acceso al empleo, a disponer de instrumentos para llevar una vida libre de violencia… pero; también hoy, tenemos que reconocer que todavía existen brechas entre la igualdad legal y la igualdad real; así que hoy toca reivindicar la necesidad de hacer efectiva la igualdad desarrollando la legislación aprobada.
En los momentos actuales de crisis económica y de cambio de modelo productivo, el Estado del Bienestar es más necesario que nunca, de ahí la necesaria reflexión acerca de cómo alcanzar un modelo social más justo, igual, productivo y eficiente, un modelo dirigido a atajar la desigualdad entre hombres y mujeres. Para ello, necesitamos una red de políticas sociales acordes a la realidad social de las mujeres junto a un catálogo de políticas públicas que generen más bienestar social y más empleo, sin renunciar a la cohesión social y que se reduzcan los desequilibrios entre mujeres y hombres. Y podemos hacerlo, tenemos que comprometernos, también desde los Ayuntamientos, a conseguir la integración plena de las mujeres en el sistema productivo. ¿Cómo? Pues impulsando medidas que permitan la conciliación, tales como racionalizar los horarios laborales y comerciales para hacerlos compatibles con una conciliación corresponsable, fomentar los permisos de paternidad y los modelos laborales flexibles, la posibilidad de reducción de jornada, orientar el empleo hacia ocupaciones potenciales dentro del marcado laboral, medidas que incentiven la iniciativa emprendedora de las mujeres a través de subvenciones y microcréditos, habrá que armonizar los tiempos escolares con los programas de apertura de centros. Porque sólo habrá igualdad real y efectiva cuando la mujer tenga libertad que le permita desarrollarse plenamente como ciudadana.
Y estamos en buena disposición para hacerlo, porque tenemos el orgullo de haber alcanzado, como sociedad, las mayores cotas de igualdad política, legislativa y social de la historia de nuestro país. Las Leyes y planes aprobados en estos siete años de Gobierno Socialista como la Ley contra la Violencia de Género, el Plan Concilia, la Ley de Igualdad, la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la modificación del Código Civil en materia de Separación y Divorcio, el Plan contra la Trata de seres humanos con fines de explotación sexual… son, en sí mismos, instrumentos extraordinariamente valiosos y positivos, que nos permiten encarar el momento actual en las mejores condiciones.
Pero no podemos quedarnos ahí, debemos continuar en la lucha, puesto que una vez logrado el reconocimiento “formal” de la participación de las mujeres en igualdad y en todos los ámbitos, la realidad, que es muy tozuda, arrastra todavía un desequilibrio en la participación y en la toma de decisiones. Y es que, la igualdad “real y efectiva” pasa por la incorporación de las mujeres a un empleo de calidad en las mismas condiciones que los hombres, a la vez que debe exigir un reparto igualitario en la esfera de lo privado, en los asuntos domésticos. La corresponsabilidad entre lo privado y el empoderamiento en lo público son la base para construir estructuras sociales sin mentalidad machista. Y ¿cómo podemos hacerlo? Se debe avanzar aprobando iniciativas como recientemente hemos hecho en el Congreso sobre la compatibilidad de los permisos de maternidad y paternidad y de baja por enfermedad en el ejercicio de las funciones públicas representativas de los cargos electos; es decir, la posibilidad del voto telemático como fórmula idónea para hacer compatibles esos permisos con el ejercicio de las funciones de los cargos electos.
Para este encuentro de corresponsabilidad entre lo forma y lo privado es necesario un acuerdo que no obligue a tener que elegir entre la vida pública y el cuidado de los hijos. Porque las mujeres, son la fuerza vital e imprescindible para que nuestro país recupere su bienestar económico, político y social. La incorporación al mercado laboral en igualdad de condiciones es fundamental para mejorar la calidad de nuestra productividad, y dotarnos de un crecimiento económico más eficiente y sostenible. Para ello es necesario seguir manteniendo las medidas de incremento de la igualdad en el acceso de las mujeres al empleo, en la igualdad salarial, en la corresponsabilidad y conciliación de la vida laboral y familiar para hombres y mujeres por razones de justicia, pero también de eficacia.
Para lograr esto, debemos estar unidos, porque se trata de una lucha colectiva en la que el conjunto de la sociedad: mujeres y hombres, deben tomar las riendas de la transformación de este país, para lo cual es necesario que la corresponsabilidad de la vida personal, laboral y familiar se convierta en la piedra angular del nuevo modelo social, laboral y económico de nuestro país.
Finalmente, este 8 de marzo, quiero reconocer el valor de la lucha de las mujeres por la Igualdad y hacer un llamamiento para trabajar todos y todas solidariamente por una España mejor, más justa y más igual.
En los momentos actuales de crisis económica y de cambio de modelo productivo, el Estado del Bienestar es más necesario que nunca, de ahí la necesaria reflexión acerca de cómo alcanzar un modelo social más justo, igual, productivo y eficiente, un modelo dirigido a atajar la desigualdad entre hombres y mujeres. Para ello, necesitamos una red de políticas sociales acordes a la realidad social de las mujeres junto a un catálogo de políticas públicas que generen más bienestar social y más empleo, sin renunciar a la cohesión social y que se reduzcan los desequilibrios entre mujeres y hombres. Y podemos hacerlo, tenemos que comprometernos, también desde los Ayuntamientos, a conseguir la integración plena de las mujeres en el sistema productivo. ¿Cómo? Pues impulsando medidas que permitan la conciliación, tales como racionalizar los horarios laborales y comerciales para hacerlos compatibles con una conciliación corresponsable, fomentar los permisos de paternidad y los modelos laborales flexibles, la posibilidad de reducción de jornada, orientar el empleo hacia ocupaciones potenciales dentro del marcado laboral, medidas que incentiven la iniciativa emprendedora de las mujeres a través de subvenciones y microcréditos, habrá que armonizar los tiempos escolares con los programas de apertura de centros. Porque sólo habrá igualdad real y efectiva cuando la mujer tenga libertad que le permita desarrollarse plenamente como ciudadana.
Y estamos en buena disposición para hacerlo, porque tenemos el orgullo de haber alcanzado, como sociedad, las mayores cotas de igualdad política, legislativa y social de la historia de nuestro país. Las Leyes y planes aprobados en estos siete años de Gobierno Socialista como la Ley contra la Violencia de Género, el Plan Concilia, la Ley de Igualdad, la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la modificación del Código Civil en materia de Separación y Divorcio, el Plan contra la Trata de seres humanos con fines de explotación sexual… son, en sí mismos, instrumentos extraordinariamente valiosos y positivos, que nos permiten encarar el momento actual en las mejores condiciones.
Pero no podemos quedarnos ahí, debemos continuar en la lucha, puesto que una vez logrado el reconocimiento “formal” de la participación de las mujeres en igualdad y en todos los ámbitos, la realidad, que es muy tozuda, arrastra todavía un desequilibrio en la participación y en la toma de decisiones. Y es que, la igualdad “real y efectiva” pasa por la incorporación de las mujeres a un empleo de calidad en las mismas condiciones que los hombres, a la vez que debe exigir un reparto igualitario en la esfera de lo privado, en los asuntos domésticos. La corresponsabilidad entre lo privado y el empoderamiento en lo público son la base para construir estructuras sociales sin mentalidad machista. Y ¿cómo podemos hacerlo? Se debe avanzar aprobando iniciativas como recientemente hemos hecho en el Congreso sobre la compatibilidad de los permisos de maternidad y paternidad y de baja por enfermedad en el ejercicio de las funciones públicas representativas de los cargos electos; es decir, la posibilidad del voto telemático como fórmula idónea para hacer compatibles esos permisos con el ejercicio de las funciones de los cargos electos.
Para este encuentro de corresponsabilidad entre lo forma y lo privado es necesario un acuerdo que no obligue a tener que elegir entre la vida pública y el cuidado de los hijos. Porque las mujeres, son la fuerza vital e imprescindible para que nuestro país recupere su bienestar económico, político y social. La incorporación al mercado laboral en igualdad de condiciones es fundamental para mejorar la calidad de nuestra productividad, y dotarnos de un crecimiento económico más eficiente y sostenible. Para ello es necesario seguir manteniendo las medidas de incremento de la igualdad en el acceso de las mujeres al empleo, en la igualdad salarial, en la corresponsabilidad y conciliación de la vida laboral y familiar para hombres y mujeres por razones de justicia, pero también de eficacia.
Para lograr esto, debemos estar unidos, porque se trata de una lucha colectiva en la que el conjunto de la sociedad: mujeres y hombres, deben tomar las riendas de la transformación de este país, para lo cual es necesario que la corresponsabilidad de la vida personal, laboral y familiar se convierta en la piedra angular del nuevo modelo social, laboral y económico de nuestro país.
Finalmente, este 8 de marzo, quiero reconocer el valor de la lucha de las mujeres por la Igualdad y hacer un llamamiento para trabajar todos y todas solidariamente por una España mejor, más justa y más igual.
0 comentarios:
Publicar un comentario