En estas elecciones municipales y autonómicas tenemos que decidir más allá de los representantes de nuestras instituciones más próximas.
Y es que el sistema puede verse deslegitimado si no tenemos una participación relevante en las siguientes elecciones. La desafección por la política conduce a mayores tasas de abstención electoral y pueden tener una doble consecuencia: la caída en la aceptación de la legitimidad de nuestro sistema democrático y de nuestras instituciones y por otro la victoria de un modelo de gestión de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas que adelgace el estado y por tanto disminuya las victorias sociales que tanto nos ha costado conseguir.
El mayor reto que tienen los partidos políticos frente a estas elecciones municipales es conseguir que la mayor parte de los ciudadanos vayan a ejercer su derecho al voto. Estamos viviendo un momento crucial en el panorama político español y tenemos que decidir qué modelo de gestión queremos. Por un lado, tenemos las propuestas socialistas que enraízan con los gobiernos abiertos y transparentes del Siglo XXI, unos gobiernos que garantizan, pese al elevado coste económico, un alto nivel de protección social. Por otro lado, las propuestas del Partido Popular van encaminadas a una mayor privatización y liberalización en los servicios públicos. Buen ejemplo de ello son las propuestas de copago que lleva Esperanza Aguirre en su programa electoral.
Tenemos frente a frente dos modelos de gestión del estado: el modelo del bienestar que aporta sanidad pública, ayuda a dependientes, sistema de pensiones intergeneracionales, etc.; y por otra parte, el neoliberalismo de pensiones privadas, individualismo y servicios privatizados.
Es por ello por lo que considero vital que el electorado participe y manifieste cómo quiere que sea el futuro de nuestras instituciones públicas.
Y es que el sistema puede verse deslegitimado si no tenemos una participación relevante en las siguientes elecciones. La desafección por la política conduce a mayores tasas de abstención electoral y pueden tener una doble consecuencia: la caída en la aceptación de la legitimidad de nuestro sistema democrático y de nuestras instituciones y por otro la victoria de un modelo de gestión de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas que adelgace el estado y por tanto disminuya las victorias sociales que tanto nos ha costado conseguir.
El mayor reto que tienen los partidos políticos frente a estas elecciones municipales es conseguir que la mayor parte de los ciudadanos vayan a ejercer su derecho al voto. Estamos viviendo un momento crucial en el panorama político español y tenemos que decidir qué modelo de gestión queremos. Por un lado, tenemos las propuestas socialistas que enraízan con los gobiernos abiertos y transparentes del Siglo XXI, unos gobiernos que garantizan, pese al elevado coste económico, un alto nivel de protección social. Por otro lado, las propuestas del Partido Popular van encaminadas a una mayor privatización y liberalización en los servicios públicos. Buen ejemplo de ello son las propuestas de copago que lleva Esperanza Aguirre en su programa electoral.
Tenemos frente a frente dos modelos de gestión del estado: el modelo del bienestar que aporta sanidad pública, ayuda a dependientes, sistema de pensiones intergeneracionales, etc.; y por otra parte, el neoliberalismo de pensiones privadas, individualismo y servicios privatizados.
Es por ello por lo que considero vital que el electorado participe y manifieste cómo quiere que sea el futuro de nuestras instituciones públicas.
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